En el pasado, se han cuestionado las maniobras que ejecutivos pueden realizar con el único objetivo de mejorar las opciones de recibir un bono o de mejorar sus stock options, perjudicando a la organización en su conjunto. También se ha cuestionado el pago de bonos a los ejecutivos de empresas que, considerando su impacto en la economía, fueron rescatadas por el estado utilizando el dinero de los contribuyentes.
![[Foto: David D. Muir - Flickr]](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfJaz_dEhhmE689gthih9p7BcPutwnYMRmFUmbgboXppmGDfwRYlOh49SYwLMSrI1c_29_V3xx4RxMr1mSz_Hv2iJafAvXnEBqmH_9NNjNLCYCOOn2_ur7mco2xy1cJAVKdFlNdOvgS3-l/s400/The+big+Money+-+David+D+Muir.jpg)
Esta costumbre de someter al escrutinio público los sueldos y las compensaciones ejecutivas en general se explica por, a lo menos, tres razones. Primero, el tamaño e importancia del mercado bursátil, que genera que el financiamiento vía acciones sea un mecanismo mucho más utilizado que en nuestro país. Lo anterior, sumado a que una gran parte de los ahorros de los contribuyentes estén en acciones, ha llevado que los controles y demandas de información sean muy exigentes, incluyendo aquella relacionada con sueldos ejecutivos.
Finalmente, esto ha generado un círculo virtuoso de preocupación ciudadana y transparencia de información, donde probablemente también influyen aspectos culturales. Son comunes, por ejemplo, los ranking de los ejecutivos mejor pagados (una lista con nombre y apellido de los ejecutivos de Recursos Humanos puede ser revisada aquí).
¿Cuándo será el momento de elevar los estándares en nuestro país?. Luego del gran ejemplo que ha significado la entrada en vigencia de la ley de transparencia, hace falta un esfuerzo similar en las empresas. Después de todo, el ahorro más importante de las personas, el previsional, financia a las empresas más importantes del país a través de las AFPs.