Los “círculos” de adultos mayores, por ejemplo, son un experimento llevado a cabo en el sur de Londres, que permiten proveerles de ayuda práctica para el día a día así como los alientan a ayudarse mutuamente, intercambiando lecciones de cocina por capacitación en internet.
Este “negocio social”, como es definido por su fundadora Hillary Cottam, combina el conocimiento en terreno de la realidad social con la metodología de resolución de problemas del diseño. Sobre la base de una ardua investigación de campo, derivada de sus años como trabajadora social, Cottam y su equipo buscan comprender al usuario de sus sistemas, ayudándolos a articular sus problemas y a partir de ahí generar soluciones ingeniosas.
En un círculo como los implementados en Londres, tienen cabida personas como Liz Demontford, que al enviudar sufrió un remezón total en su vida. Su situación financiera era caótica, a la vez que no sabía qué hacer con su tiempo libre. Al ingresar al Peckham Circle, pudo ser asesorada financieramente y participar en un proyecto de jardinería, donde hizo nuevos amigos. Los círculos consideran también que los participantes puedan canjear mutuamente servicios. Liz, durante su permanencia, aprendió a utilizar una web cam para comunicarse con sus nietos y, lo más importante, pudo crear su propia red social y se esa manera sentirse interconectada.
Los proyectos de Participle tienen en común que abordan problemas para los cuales las instituciones sociales y los servicios públicos disponibles no están respondiendo adecuadamente. Al parecer, en cada vez más áreas la velocidad del cambio es mayor a la capacidad de respuesta que el enfoque tradicional ha sido capaz de entregar.
Mucho de esta aproximación podría ser aplicada en lo que podríamos llamar el “diseño de experiencias laborales”. El mundo del trabajo ha vivido (y sigue viviendo) rápidas transformaciones. Algunas de ellas se derivan de las presiones constantes que sufren las organizaciones por obtener resultados en entornos de competencia global, con lo que surgen procesos como la externalización y la subcontratación masiva. Los cambios demográficos han hecho que nuevas generaciones que se integran al mundo laboral tengan sus propias visiones sobre el significado del trabajo que colisionan con la mirada de sus jefes y empleadores. Finalmente, y a pesar de los progresos que la gestión de personas ha realizado en los últimos 25 años, aún existe un malestar por las limitaciones de este enfoque para que las contribuciones de las personas sean significativas y alineadas con las necesidades del negocio.
La gestión de recursos humanos puede ser reconceptualizada como el diseño de experiencias laborales que sean, a la vez, productivas y satisfactorias. Si viéramos a gerentes y a trabajadores como usuarios podríamos intentar un diálogo diferente con ellos, a partir de sus problemas habituales, expectativas y preocupaciones.
Tradicionalmente hemos pensado que nuestro punto de partida deben ser las metas de la organización cuando, finalmente, éstas no son sino el reflejo de los intereses de diferentes grupos de personas. Conjugar esos intereses para construir experiencias laborales que sean desafiantes, provechosas y productivas bien puede ser una nueva mirada para el problema de la vida de las personas en las organizaciones.
Rawsthorn, Alice (2008) Can Design Solve Social Problems?. Fast Company Versión electrónica. Publicado en internet el 13 de Octubre de 2008. Recuperado el 23 de Enero de 2009 desde http://www.fastcompany.com/magazine/130/mission-critical.html.