Por años, los reclutadores y ejecutivos han usado la técnica de publicar avisos de empleo para cargos que no tienen vacantes reales. Los argumentos para hacerlo son variados; tener una base de datos de candidatos en caso de que se genere un vacante, para hacerse una idea del mercado, para ver si la empresa o el cargo son lo suficientemente atractivos, para dar un mensaje de que la compañía está creciendo, entre otros.
Este artículo presenta dos estimaciones que indican que entre un 20 y 27% de los avisos de empleo podrían cumplir con esas características. Por una parte, es una práctica que inevitablemente tiene un componente ético, ya que genera una asimetría de información y crea expectativas en postulantes que no saben que su postulación, en realidad, tiene muy pocas posibilidades de generarle un trabajo ya que no hay una vacante realmente disponible.
Por otra parte, distorsiona el mercado, ya que genera la ilusión de dinamismo, inflando de manera artificial la estimación de la demanda de trabajo. Eso es relevante ya que los avisos de internet, incluso en Chile, se usan como indicador de los puestos disponibles.
Abordar el caso de los avisos fantasma, para reducirlos o
transparentarlos, sería beneficioso no sólo para mejorar la experiencia de los
postulantes, ya que podría ser un aspecto clave para mejorar la imagen y la
confianza de la ciudadanía en los procesos de selección. También nos ayudaría a
tener estimaciones más realistas del mercado de trabajo.