lunes, 21 de marzo de 2011

La cultura chilena mirada desde Inglaterra (con ojos porteños)

Foto: Adolfo Fotokunst - Flickr
David Hojman debe ser una de las personas que más ha escrito en el último tiempo sobre los cambios que ha vivido Chile. Creció en Valparaíso y, luego de estudiar ingeniería comercial se doctoró en Inglaterra, donde trabaja actualmente. Desde su punto de vista, la cultura chilena está llena de ambigüedades y contradicciones aun cuando mantiene algunos rasgos permanentes en el tiempo;
      El “verticalismo” de las relaciones sociales
      La brutalidad de esporádicas erupciones de represión
      La naturaleza cíclica del conflicto
La cultura chilena cambia rápidamente cuando hay crecimiento económico acelerado y lo ocurrido desde fines del gobierno militar no ha sido la excepción. Chile se estaría convirtiendo en una cultura de masas, y está incluyendo más y más sensibilidades populares de las partes inferiores de la pirámide social. Este proceso estaría caracterizado por;
  •          Fomento del espíritu emprendedor
  •          Énfasis en la posibilidad de movilidad social a través de la educación
  •          Actitud escéptica hacia la política y políticos
  •          Presencia y aceptación de la diversidad
  •          Multiplicidad de subculturas y estilos de vida
  •          Alto consumismo y confianza en el crédito de consumo
  •          Una actitud abierta hacia otros países del mundo (no necesariamente Latinoamérica)
  •          Declinación del machismo
  •          Abierto reconocimiento a la contribución de las culturas prehispánicas
  •          Conciencia aumentada del temor y del crimen
  •          Nuevo cinismo que busca explotar aquellas personas que todavía comparten el viejo esnobismo y cursilería
  •          Oposición y desafío de la sociedad civil a la hegemonía tradicional compartida por la Iglesia Católica, el estado republicano y los partidos políticos
Foto: Bracani....Antonio - Flickr
Escribir sobre la cultura propia es siempre un desafío. Por eso resulta valioso el trabajo de Hojman. Es común que los chilenos que escriben de la cultura nacional lo hagan desde una perspectiva crítica, destacando aquellos rasgos que le resultan negativos, contraproducentes o simplemente molestos. Incluso queda la impresión que, en ocasiones, el estado de insatisfacción con la sociedad ha llevado a escribir sobre la cultura dejando que dicha insatisfacción influya en el análisis.
El “malestar” en Chile es un fenómeno del que se ha escrito desde principios del siglo XX (Hojman y Pérez, 2005; PNUD, 2002). Podría decirse que es un rasgo casi tan central a la cultura como los anteriormente señalados, y que ha permeado especialmente a quienes han escrito sobre Chile. Los escritos de Hojman no siempre están inmunes a la tentación de dejarse llevar por el “malestar chileno”, sin embargo aportan con una visión contemporánea de la cultura chilena, cuya evolución ha sido profundamente afectada por los cambios económicos de los últimos años.


Hojman, D. E. (2004). National culture, cultural change and economic development: The Chilean case. Research Paper Series No. 2004/07. Universidad de Liverpool, Management School

Hojman, D., Pérez, G. (2005). Cultura nacional y cultura organizacional en tiempos de cambio: la experiencia chilena. Academia. Revista Latinoamericana de Administración, segundo semestre, 87-105. Recuperado desde http://redalyc.uaemex.mx/pdf/716/71603506.pdf el 20 de Marzo de 2011

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2002). Desarrollo Humano en Chile – Nosotros los Chilenos: Un Desafío Cultural. PNUD. Santiago


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Algunos rasgos que comúnmente han sido señalados como propios de la sociedad chilena son el conservadurismo y la dificultad, por parte de los grupos dominantes, para asimilar nuevos sectores. Sin embargo, ese análisis probablemente ha estado influido por el mencionado malestar e inconformismo ya que, mirado en el largo plazo, la historia del país puede ser vista como la inclusión gradual y permanente de diferentes sectores sociales, a contrapelo de las elites, quienes luego de resistirse finalmente asimilan a los nuevos integrantes, incluso asimilando sus valores. Desde la independencia de Chile (e incluso antes, según los escritos de Manuel de Salas), podría ser identificado dicho patrón, con la incorporación de los criollos en la toma de decisiones políticas de importancia. Eso se ha repetido posteriormente con el ascenso de la clase media ilustrada a mediados del siglo XIX, de las mujeres, del proletariado urbano, de las minorías indígenas, los inmigrantes europeos, de los exiliados altamente calificados, etc. En otras palabras, buen podría pensarse la evolución cultural de Chile como la historia de las derrotas sucesivas del conservadurismo y del pensamiento segregacionista y reaccionario.  



domingo, 13 de marzo de 2011

Despidos a combo limpio

La construcción es una de las industrias con las tasa más altas de accidentabilidad y de mortalidad en Chile (Superintendencia de Seguridad Social y Dirección del Trabajo, 2009-2010). Muchos de los puestos de trabajo están regulados por contratos de corta duración y la administración tiene facultades bastante amplias para despedir trabajadores. 
La legislación chilena establece una serie de condiciones y requisitos que determinan algunos aspectos de la comunicación del despido, sin embargo y a pesar de que es una de las actividades más frecuentes en el ámbito de los recursos humanos, el país está lejos de contar con prácticas de desvinculación que aseguren un trato digno para los trabajadores y minimicen los riesgos de litigio para los empleadores.
  

domingo, 6 de marzo de 2011

La rueda de la ideología

Tomando como inspiración la rueda de la ideología de Sumners, en la que muestra de manera muy lúcida las posibilidades y afinidades ideológicas de diferentes grupos políticos estadounidenses, me pregunté qué esquema se podría utilizar para resumir la realidad chilena. Considerando que uno de los ejes principales de debate social y político es la conducción económica del país, y a que el sueño de un convertirse en un país económicamente desarrollado es parte fundamental del relato político de las últimas décadas, decidí partir por describir a nuestra clase política sobre la base de sus diferencias respecto al modo como lograr este objetivo. En los extremos se ubican el estatismo y mercadismo puros y, en el medio, diferentes matices y posturas con más o menos pueden tener afinidad entre ellas.
Tanto el estatismo como el mercadismo tienen una variante idealista, más dogmática, otra más pragmática y una tercera denominada corrupta, similar al sentido que Sumner utiliza para la palabra. Éste considera corruptos a aquellos políticos y especialistas que priorizan los intereses de grupos de presión, asociados a sus coaliciones o partidos, por sobre sus ideales y valores planteados públicamente.



El esquema propuesto refleja que, como se dice en epistemología, los extremos se tocan. Permite explicar, por ejemplo, que es posible el clientelismo populista tanto en la izquierda como en la derecha, ambos unidos por la creencia de que el Estado debe priorizar la resolución de problemas de ciertos grupos de interés, y la voluntad de utilizar (o incluso forzar) las políticas estatales para satisfacer a dichos grupos. También permite explicar la amplia convergencia que ha existido entre sectores más pragmáticos de diferentes sectores, que enfatizan el diseño de sistemas público – privados con diferentes mecanismos de regulación y control (ej. Concesiones), todo lo cual ha impactado profundamente a una amplia gama de organizaciones en el país.