En estos tiempos de agitación y movimientos sociales, una
serie de noticias muestran que lentamente comienza a crecer la preocupación
respecto a la discriminación presente en muchas prácticas laborales utilizadas
en el país.
A principios de Agosto, los tribunales condenaron a los colegios Monte Tabor y Nazaret por despedir a una educadora aduciendo como causa su edad. Hace algunos días, y a propósito de una denuncia realizada
por el MOVILH, Falabella
modificó su proceso de selección, el que a juicio de los activistas pro
integración incluía preguntas discriminatorias, sobre la condición sexual de
los postulantes, no relacionadas con el desempeño laboral.
Finalmente, el Director
metropolitano de Indap renunció a su trabajo luego de que se filtrara la
pauta de preguntas utilizadas en procesos de selección del organismo estatal.
¿Es como para hablar de una tendencia? Probablemente no, lo
que sí es evidente es que cada vez más existe menos tolerancia para situaciones
que hasta hace poco eran aceptadas en las empresas chilenas. Estas denuncias y el efecto que han tenido indican que se
está avanzando lentamente en el combate contra la discriminación arbitraria que
sufren los postulantes. Por ahora, el foco ha estado en la discriminación
sexual, producto del activismo de organizaciones como el Movilh, habrá que ver
si la preocupación se extiende a otros ámbitos como la edad, el género y la condición
social.